Voto económico, voto miedo, voto útil, voto ideológico, voto bronca o voto catástrofe y largos etcéteras. No se ha “teorizado” tanto en toda la historia de la academia de la ciencia política, como en estos días en Argentina sobre la motivación del voto. ¿Qué si votamos con el bolsillo, con las emociones (desprovistos de toda racionalidad), desde la experiencia e historia personal, o desde una posición ideológica? Hay autores que sostienen, incluso, la teoría de que hay ciudadanos que votan en contra de sus propios intereses.
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